jueves, 10 de mayo de 2012

Actividad 2: Adaptación del cuento "Toda clase de pieles"

Se trata de una versión del cuento “Toda clase de pieles” de los Hermanos Grimm.
  
Antiguamente en un país muy lejano vivía un rey, dueño de muchas tierras, que quería casar a su hija con el guerrero más valiente y poderoso de todo el reino. La princesa era una niña muy guapa ya que había sacado el pelo de oro de su madre y los ojos color mar de su padre. La pobre princesita no quería casarse obligada con aquel guerreo mucho mayor que ella.

El rey insistía e insitía en la futura boda y al final la princesa tuvo que acceder pero para que ocurriese esta celebración puso unas condiciones que pensó que su padre no podría jamás cumplir. Le pidió un vestido largo de lentejuelas de oro, un collar de diamantes, unos zapatos de piel de cocodrilo y una capa que le cubriese de forma elegante hecha con petalos de todas las flores del mundo, sabiendo que en el reino ni había diamantes, ni oro, ni cocodrilos, ni todos las flores existentes en el mundo.

El rey accedió a la petición y mandó a sus soldados a recorrer el mundo para encontrar lo que su hija le había pedido. Mientras pasaba el tiempo la princesa ya se había olvidado y no le daba ninguna importancia, ella estaba convencida de que sería imposible. Al pasar dos años, la expedición volvió a palacio con los zapatos, el vestido, el collar y la capa.

Viendo la princesa que no tenia más remedio que casarse con el guerrero, decidió escaparse de palacio, metiendo en un atillo los regalos de su padre y la pulsera que le regaló su madre y poniéndose su capa para no ser reconocida. Durante muchos días estuvo andando y durmiendo en el bosque en cuevas y en troncos de árbol huecos.

Un día, cuando todavía dormía, oyó ladridos de perros de caza.  Sintiéndose asustada se quedo quieta en el interior de un árbol hueco. Los perros de caza, propiedad del príncipe del reino vecino, olfatearon el lugar y descubrieron a la princesa.  El sequito del príncipe vió a la princesa hambrienta, sucia y con una capa de petalos de flores medio rota. Les dió mucha pena verla así y decidieron llevarla a palacio. Se lavó, comió un poco y se instaló en un cuarto al lado de la cocina de palacio dónde trabajaría de ayudanta del cocinero.

Una noche la princesa, sin ser vista, deja el palacio y regresa al árbol donde estuvo durmiendo el día que fue encontrada por el sequito del príncipe para recuperar el atillo con los regalos de su padre: el vestido, los zapatos y el collar. Regresa a palacio y esconde el atillo en un hueco de la pared de la habitación.

Un día el príncipe decide hacer una fiesta invitando a todas las chicas del reino para poder escoger a una futura princesa del reino. El príncipe baila y charla amigablemente con todas ellas durante toda la velada.

La princesa sintió curiosidad por el baile y decidió, sin pedir permiso a nadie, ponerse el vestido de lentejuelas, los zapatos de cocodrilo, el collar de diamantes y  presentarse en el baile, cuando éste estaba a punto de finalizar. El príncipe al verla quedó prendado de su belleza y le invitó a bailar. La princesa accedió y bailaron hasta la media noche. El príncipe se enamoró locamente de ella, pero la princesa no quería ser descubierta. En un momento dado, el príncipe se distrajo un momento y la princesa abandonó el baile, corriendo a su habitación para cambiarse de ropa y volver a la cocina.

Durante varias semanas el príncipe intentó localizar a la chica, con la que estuvo bailando en la fiesta, pero fue en vano. Nadie había visto a la chica de los zapatos de piel de cocodrilo.

Un día el príncipe ordenó al mayordomo que le prepararan una taza de té. El mayordomo se lo encargó a la cocina y el cocinero a la princesa desconocida que le llevase el té. La princesa accedió a llevarle el té, pensando que no sería descubierta con su capa de pétalos de flores. Cuando la princesa entró en los aposentos del príncipe, éste la reconoció de inmediato ya que asomaba en su muñeca la valiosa pulsera heredada de su madre en la que él se había fijado mientras bailaba con ella.

El príncipe decidió no esconderlo y decirle toda la verdad, que llevaba queriendo volver a encontrarla de nuevo durante días, que se había enamorado de ella y que quería pasar el resto de su vida con ella.

La princesa accedió a casarse con el príncipe y pasar con él el resto de su vida, porfín encontró un príncipe del que realmente se había enamorado.
La boda se celebra el primer día de verano a la cual invitan a todos la corte de los pueblos cercanos, acudió el padre de la princesa y se alegró mucho de volver a verla bien y tan feliz. La princesa se sintió la mujer más feliz de la tierra, al estar enamorada locamente de su príncipe y de reencontrase con su padre.

Argumentación sobre los elementos cambiados:



En mi adaptación he quitado a la Reina como personaje de la historia. El escenario de mi historia es en tres lugares, el palacio del Rey (padre de la princesa), el bosque con árboles (donde la princesa se esconde), y el palacio del reino de al lado. Lo que destaca en mi cuento es la valiosa pulsera por la que el príncipe reconoce a la princesa de la capa de pétalos de flores y se juran amor eterno. He cambiado la existencia de la muerte de la madre en el parto, el incesto por parte del Rey con su hija, los tres colgantes por los cuales el príncipe se da cuenta de quién es esa hermosa mujer y los tres vestidos convirtiéndolos en unos zapatos, un vestido y un collar de diamantes; la capa viene más adelante también y en vez de ser de pieles es de pétalos de flores. En el final de la historia, una vez pasa un baile, ya se reconocen y se casan, he omitido las tres escenas en las que bailan juntos para acortarlo un poco. Lo que si se ha quedado igual ha sido que hay un Rey “malo”, en mi caso quiere quitarse de encima a la hija casandola con otro rey malo, la capa con la cual la princesa huye y se siente protegida, la escena del bosque, los regalos que son elementos esenciales para que haya historia y la fiesta del príncipe del pueblo vecino donde se conocen la princesa y el príncipe y se enamoran.

1 comentario:

  1. Muy bien. No has respetado la astucia de ella para atraer al príncipe con "regalitos". Pero te ha quedado muy bonito.

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